El Hombre Percha-Malestar de un Hominido

martes, 30 de julio de 2013

Los Picos de tu Cuenca Minera-La Novela de El Hombre Percha-Parte 26

TODOS LOS MIÉRCOLES UN NUEVO CAPITULO - PARTE 26- 
Quería seguir durmiendo, hasta la hora de comer, porque, francamente, sentía todas mis extremidades de gominola, pero mi mente no paraba de fusilarme a preguntas.
Lo que más me sorprendía era el hecho de que la vida te hubiese dado una segunda oportunidad, sin tu pedírsela, y no la quería de verdad, porque cuando te despides, te despides con todas las consecuencias
Aunque claro, en esos momentos la niebla de la carga empaña todo el cuarto, y te nubla cualquier tipo de pensamiento, solo existe la actuación, estas demasiado hundido como pararte a pensar si quiera, que se yo….Son huracanes de emociones que crean una espiral capaz de echar todo a perder en un momento, ni siquiera las mediría en fracciones tan pequeñas como los microsegundos, porque pasas de estar atrapado en ellas sin darte cuenta, casi en el subconsciente…
-Luis, vamos a comer(Era Rosa, la enfermera de antes)Esta vez volvió con más gente, que me  ayudaron a deshacerme de todo el cableado que tenia despilfarrado por el cuerpo. Dejándome solo con lo indispensable, una vía amarrada a un palo de  hierro con dos goteros.
Sonreía en mi interior, se me había olvidado caminar pensé. 
La verdad que me daba bastante pena, tendría que tener un aspecto físico lamentable.
Llegamos al comedor.
-Siéntate aquí Luis. Me dijo la enfermera 
El comedor estaba abarrotado ,con gente que no paraba de hablar y celadores que no dejaban de mandarlos que se callasen. Los hospitales son un submundo, otra realidad, tan cierta como la que te encuentras en la calle, pero impregnada de un sabor amargo muy distinto. Me trajeron una bandeja.
-Gracias 
-Cómetelo todo, aquí no se deja nada 
-De acuerdo.
Que panorama a mi alrededor….Rostros enfermos deformados, que no paraban de hablar. Un momento; pensé, tampoco es que tu estés muy cuerdo,-Cierto. Aún así era un cuadro bastante macabro 
Con la comida trajeron de guarnición un par de pastillas. Ni pregunte de que eran, quizás por temor a llevarme una mala contestación, quizás por no prolongar mi estancia más de lo necesario allí.
Acabe de comer, volví a la habitación y me lavé los dientes y me eche a dormir, esperando a la tarde poder encontrarme con Helena en las visitas...

Texto:El Hombre Percha
PRÓXIMO MIÉRCOLES -CAPÍTULO 27-

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