El Hombre Percha-Malestar de un Hominido

sábado, 7 de marzo de 2015

El último año de mi vida (Novela)-Parte 17-

Era una marea de gente a nuestro alrededor, aveces me ahogaba con tantos estímulos,carteles. echaba de menos el campo y el olor a tierra mojada, a veces notaba agobio en el cuello y la sensación de que no íbamos a poder salir de ese lugar hasta que la profesora decidiese.Tenias que estar muy atento porque sino te chocabas con la gente que venía calle arriba.Estabas rodeado de gente, pero te daba la sensación de estar de estar nadando un río de peces muertos a contracorriente.
Me acorde mucho de Estrella, de las horas que pasábamos en casa dando vueltas siempre pendiente el uno del otro y de la inmensa compañía que me hacia,sin ni siquiera emitir un ruido,solo pidiendome alguna caricia de vez en cuando y remoloneandose por mi lado.
Esto era todo lo contrario.Un bullicio de sonidos vacíos que el aire se llevaba entre nubes negras.Yo notaba cada vez que pisaba el suelo que esa ciudad tenia el corazón agrietado por dentro y salían todo tipo de vapores por las alcantarillas de su alma.
Me parecía que el hombre había metido tanto su mano en la tierra que la había acabado de rematar al meter tanto cableado,tanta tubería,abriendo y cerrando mil veces las heridas.Madrid un paciente con un largo historial de operaciones que agonizaba de dolor cada vez que la mano del ser humano se introducía en zonas invasivas. Y eso se notaba en sus gentes que llevaban una nube de aire negro por encima de sus cabezas.Seguimos bajando calle a bajo para llegar a la plaza de Sol,donde la profesora nos explico que en esa plaza se grababan las campanadas por navidad,que habían sido hace poco.Dio una buena charla del sitio, pero no escuchaba gran cosa porque todo estaba tan difuminado...que su voz se iba y venia con otras, tenias que estar pendiente de que la gente no te pisase o te atropellase, a su vez había varias personas trabajando alrededor de la plaza pidiendo limosna.Algunos pintaban, otros tocaban algún instrumento ,otros hacían malabares. Pero la impresión que me dio es que nadie les hacía caso, y me parecía que le estaban prestando un servicio gratuito a la gente ,que les hacían regalos a sus sentidos, y que los estimulaban durante su jornada. Aunque en alguna ocasión parecían hasta molestos con ellos. No me gusto nada porque era un menosprecio a la gente en toda regla y yo pensé que eso los adultos no lo hacían que todos estaban integrados y formaban una piña. Que la marginación solo se producía en la infancia en los colegios,en los patios de recreo, cuando querías jugar al balón,dependiendo de como fueses te colocaban a un lado o al otro de la portería, o directamente te sentaban en el banquillo,como le ocurría a esta gente.
Montar en metro fue una de las cosas que más me gusto de Madrid, no por el ambiente, sino por la sensación de bucear por debajo de una ciudad. El ambiente era más deprimente incluso que en las calles. Y parecía que las personas actuaban de manera programada.Parábamos en una estación,se sentaban en sus asientos y sin musitar una sola palabra seguían con sus vidas.En una de las paradas se sentó un hombre con una cresta roja en el pelo y varios pendientes en las orejas , la cresta era enorme y supongo que le habría costado muchisimo hacérsela y mantenerla con gomina.
Enseguida un grupito de alumnos empezó a hablar de el en voz baja, el nos miraba y nos dirigió una sonrisa, pero la verdad que no sabíamos que pensar. En el corrillo oía palabras como "drogadicto", que ya la conocía porque la había leído alguna vez en las públicaciones de jazz que traía mi padre a casa,"drogas",
"pintas".No sabía que era la droga pero pensé que tenia que ver algo con su "rollo" o con su forma de vida, con algo que fuese con el que lo hacía diferente a la gente. No se si se drogaba o no, pues como digo con poco más de una decena de años, no te enteras de la mitad de la misa.Pero no me importaba si se drogaba o no.
Me gustó.Por que parecía que estaba a su rollo.Como yo cuando estaba con mi padre en la habitación dibujando y escuchando jazz. Y me preguntaba como podía abstraerse de todo,parecía feliz porque de vez en cuando nos sonreía al resto de niños,pero no se si lo era.
Había gente trajeada en un mismo vagón,supongo porque irían a la oficina. Con el paso de los años,uno se da cuenta de que la sociedad estima más a una persona con porte.Y con el paso de los años me di cuenta de que no es oro todo lo que reluce, y que a simple vista me ocultaba más información subjetiva el hombre con la chaqueta que el punky con su cresta. En aquel momento me gustó la actitud del chico indiferente a todo lo demás. Parecía feliz,como si estuviese por su casa.Yo me preguntaba ¿Cómo podrá estar tan tranquilo en un sitio así?Y también aunque parecía feliz, si verdaderamente era feliz.
Me despedí saludándole con la mano, y el me saco la lengua y yo le devolví una sonrisa. Pero se me corto de golpe todo el rollo cuando me di cuenta de que la profesora nos estaba mirando y no precisamente de forma grata,parecía que después de lo ocurrido me iba a imponer un castigo.
Por fin llegamos al Museo del Prado. Fue lo segundo que más me gusto de Madrid. Hubiese sido lo primero,pero el tiempo que pasamos ahí delante de aquellos enormes cuadros, sin poder sentarnos entre uno y otro se me hizo eterno. y al final hasta resulto incomodo.
No nos dejaban recorrer las galerías a nuestro antojo,sino que teníamos que ir siempre bajo la tutela de la profesora que iba comentando alguno de los cuadros del museo y no siempre los que más me gustaban. Nos dejamos muchos espectaculares en el tintero y encima no me dejaban hacer fotos.Aunque hice una a un cuadro del Bosco que se llamaba "El jardín de las delicias" sin que nadie me viera. Aunque la profesora si se dio cuenta del flash y me dijo:
-No vuelvas a hacer eso,o te quedas en el autobús.
El cuadro tenia tres partes, y me desbordaba imaginar la paciencia que habría tenido la persona que lo realizo, pues hasta entonces no había visto una pintura tan detallista. Además sobresalia respecto a otros cuadros por lo que en el se veía. Supongo que sería la visión de algún sueño atormentado.El resto de obras tenia una temática más común: Retratos,paisajes. Este mezclaba todo.
Y además era molesto a la vista porque no reflejaba cosas bonitas.Me quedó impresionado.Salimos del museo y nos pusimos a comer los bocadillos que llevábamos en la mochila, estábamos exhaustos y deseando salir de allí. Todas las calles de Madrid estaban pintadas,algunos dibujos incluso me parecían mejores, que los que estaban dentro del propio museo,aunque estaban más desprotegidos y descuidados.
Y frases en los dibujos muchas frases "Querer vivir en este mundo de ilusiones es como pretender cagar sin mancharte el culo" Esa me gusto mucho porque yo creo que tenia que ver con toda esa gente a la que habíamos visto por la mañana que era ignorada,y parecía triste y cansada. Yo creo que esa frase era para ellos, o la había hecho alguno de ellos.cuando habría pasado por allí. Es la impresión que me dio.
Era como una contribución al mundo,pero de forma despectiva,no conforme,.yo creo que estaban enojados con el mundo...


Texto:El Hombre Percha
Próximo sábado:Nuevo capitulo .

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