Tengo un collar anclado en los cueros de mi piel
que me somete y asfixia, y que me hace sentir vivo cuando me
recuerda que aún me quedan fuerzas para entregarte un último suspiro a
cuentagotas del sudor de mi alma...
Que hierven los poros de mi tegumento arduo en las
coyunturas de los tridentes de tu solaz.
Expiro cuando tu gélido aliento se posa en mi nuca como un
cuervo de cristales rotos que punza mi sien y empaña de hemorragia el vaho de
mil discernimientos
Y sogas que tensan y
anudan las extremidades de un corazón a punto de hender del que cuelgan mil vigas de hierro
Son arpones los vínculos que me unen a ti
Texto:El Hombre Percha
Imagen:Te la creas tu...
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